El cuerpo humano tiene numerosos mecanismos de defensa o reacción ante diferentes agentes externos: calor, frío, dolor… En este artículo analizamos cómo reacciona la piel de los pies y las manos ante una exposición prolongada al agua.
Esta reacción es un mecanismo de acción específico de la dermis a nivel palmo-plantar (pies y manos). La piel tiene una capa grasa en toda su extensión llamada sebo (sebum humecta), que es la encargada de hacer el efecto impermeable. Por este motivo, cuando nos duchamos y nos mojamos vemos las gotas resbalar por la piel.
Aunque a día de hoy todavía hay muchos estudios e incógnitas centradas en esta reacción de la dermis, a continuación exponemos dos motivos por los que se arrugan nuestros pies y manos:
Diferentes estudios demuestran que el encargado de provocar estas rugosidades es el sistema nervioso central. El objetivo de esta reacción es poder agarrarnos mejor a las superficies húmedas. Las investigaciones destacan que, en la zona de la palma de las manos, es donde se realiza el agarre de objetos; y en pies, en la zona plantar, es donde se produce el contacto con el suelo.
Otro estudio demostró que en pacientes con patologías del sistema nervioso (como Alzheimer, demencias o Párkinson) esta reacción es mínima o inexistente, por lo que se podría relacionar este mecanismo de acción con un sistema nervioso “sano”. Cabe comentar que, en ocasiones, si se tienen traumatismos distales en los dedos, se observa que no se arrugan, pero esto será puntual.
Además de estas causas, existen otros estudios y debates de científicos e investigadores con diversos resultados para dar explicación a este hecho.
Para terminar este post, exponemos dos curiosidades sobre esta reacción que nos parecen interesantes compartir: