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Contacto

Las residencias de ancianos son el lugar elegido tanto por aquellas personas que han perdido autonomía, como para aquellos que por su edad, estado físico o circunstancias que rodean a la persona, no pueden valerse en su hogar. Muchas personas, a cierta edad, no cuentan con familiares o personas disponibles 24 horas para realizar tareas que antes llevaban a cabo sin problemas.

Además de estas, las razones por las que una persona decide solicitar su ingreso en una residencia para la tercera edad son muy variadas; desde problemas físicos, mentales, de dependencia o autonomía, hasta personas que prefieren pasar esta etapa de vida acompañados sin tener obligaciones.

Es muy importante destacar que las residencias de ancianos no son un lugar en el que dejar olvidados a nuestros mayores; son espacios, hogares en los que dar la mayor calidad de vida y bienestar a un pilar fundamental de la sociedad.  Su comodidad, atención y satisfacción debe ser una prioridad.

¿Qué debe tener una buena residencia para la tercera edad?

Por supuesto, una residencia para la tercera edad debe contar con los espacios necesarios y adaptados; sin barreras arquitectónicas, con una accesibilidad que además de cumplir las normativas, esté totalmente adaptada a las necesidades que puedan surgir entre sus usuarios.

Igualmente, debe contar con profesionales del sector en cada uno de los ámbitos que comprende una residencia. Es vital que además de experiencia y conocimientos sobre el cuidado de ancianos y personas dependientes, tengan una aptitudes, actitudes y predisposición que influya positivamente en los usuarios.

El número de personal de la residencia de ancianos ha de ser acorde al de usuarios para dar la cobertura necesaria a cada uno de ellos, dedicarle el tiempo necesario y no desatender en ningún momento sus peticiones.

Elegir una residencia ha de ser una decisión meditada y siempre consentida -en la medida de las posibilidades- por la persona a ingresar.