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El cariño y fidelidad que proporciona tener mascotas en casa no es algo a lo que hay que renunciar conforme nos vamos haciendo mayores, ¡todo lo contrario! Compartir nuestra vida con un animal cuando nos hacemos mayores contribuirá a mejorar la salud y el bienestar tanto a nivel físico como emocional. Hoy hablamos de los principales beneficios que tiene una mascota en el día a día de las personas de la tercera edad.

Estimula la actividad física

Contar con un compañero de cuatro patas, especialmente si es un perro, contribuye a fomentar el ejercicio gracias a los paseos y juegos diarios que requieren estos animales. Hay que estudiar qué raza de perro encaja más con el estilo de vida y capacidades de la persona para que puedan convertirse en grandes compañeros.

Disminuye la sensación de soledad

Compartir el día a día con una mascota proporciona mucha compañía, ayudando a mitigar el síndrome del nido vacío que afecta a muchos de nuestros mayores cuando los hijos abandonan el hogar. Además, en el caso de los perros, salir con ellos a pasear es una actividad que permite socializar y relacionarse con otras personas, consiguiendo así compañía tanto dentro como fuera de casa.

Son el mejor medicamento para la tristeza y la depresión

Está demostrado que convivir con una mascota reduce la sensación de tristeza y depresión en las personas mayores. Volver a sentirse «útiles» al cuidar de las mascotas es un gran aliciente para ellas, ya que muchas veces se sienten apartadas y poco necesarias. Una mascota requiere atención y cuidados pero, en este caso, un mayor que cuida de mascotas cuida también de sí mismo.

Velan por la seguridad de su amo

Las personas mayores con alguna limitación de sus capacidades corren un riesgo añadido en su seguridad. En este caso, los perros entrenados pueden ser de gran ayuda, ya que pueden dar una señal de alerta si se da determinada situación (suena el teléfono, algo se quema, el dueño se encuentra en peligro e, incluso, en algunos casos, detectar enfermedades).

Reducen el estrés

No importa el tipo de mascota ni el estado de salud del amo, todas tienen efectos positivos en el estrés de los dueños. Ya sea observando nadar los peces, escuchando el ronroneo de un gato o el piar de los pájaros, los niveles de ansiedad y estrés se reducen y ayudan a contribuir a la sensación de bienestar.