916 301 029
916 303 159
Contacto

En nuestra publicación de hoy, queremos hablar de una enfermedad como es la hepatitis C en la tercera edad.

Lo primero que vamos a hacer es definir qué es la hepatitis C. Se trata de una variante de la hepatitis de origen vírico: el VHC. La forma de contagio está claramente identificada y definida, por contacto directo de sangre entre personas si una está contagiada, realizarse un tatuaje con agujas sin esterilizar, si compartimos una jeringuilla o si mantenemos relaciones sexuales con una persona infectada. Hay otra manera, menos habitual, solo en los casos de personas que llevan mucho tiempo sometidos a un tratamiento de diálisis.

 

Tratamiento de la hepatitis C

El mejor tratamiento para combatir la hepatitis C en la tercera edad, es como ante cualquier otra enfermedad, la prevención. Pero, si una persona mayor -como es el ejemplo del que estamos hablando hoy- se contagia, necesitará un tratamiento de antivirales para hacer frente a la dolencia.

También se le tratará con interferón alfa pegilado, de esta manera atacamos al virus por dos vías diferentes obteniendo dos grandes beneficios: por una parte reducimos el VHC que se encuentra en la sangre y también retrasamos las secuelas derivadas de la enfermedad.

Entre las consecuencias más comunes, por el desgaste del hígado, se puede desarrollar cirrosis o cáncer hepático.

El uso prolongado de estos tratamientos puede causar problemas de salud en la persona enferma, por lo que hay que seguir siempre un tratamiento con nuestro médico para que nos supervise periódicamente.

Los afectados de hepatitis C aumentan considerablemente las posibilidades de tener que recibir un trasplante de hígado con el tiempo.

Hepatitis crónica

La principal dificultad que conlleva esta enfermedad es que tiene a convertirse en crónica. A día de hoy es la causa número uno del mundo en trasplante de hígado y el principal causante también de todo tipo de tumores en ese órgano.

¿Cómo identificar la enfermedad?

Hoy en día, contamos con numerosos estudios que pueden revelar la presencia de esta enfermedad en nuestro organismo. A través de un simple análisis, podemos saber si padecemos alguna de las tres variantes de hepatitis para obtener un tratamiento adecuado. Además, en los chequeos médicos, suelen realizarse hepatogramas para conocer el funcionamiento del hígado y descubrir si existe alguna anomalía.

 

 Nutrición y hepatitis

Uno de los principales puntos a tener en cuenta a la hora de tratar una hepatitis C, es vigilar de cerca nuestra alimentación. Una correcta nutrición es vital para poder mejorar nuestra calidad de vida. Es importante calcular la cantidad de proteínas que ingiere un paciente, ya que éstas ayudan a reparar las células del hígado dañadas. Pero, si consumimos alimentos prótidos en exceso, también puede generar una acumulación de toxinas en el hígado, ya que no podría procesarlas correctamente.

 

En Residencia Las Matas encontrará un lugar tranquilo y un equipo de profesionales para cuidar a los que más quiere. ¡Escríbanos!