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Es  importante estar atentos a los síntomas de una mala  pisada. Desde un niño que empieza a dar sus primeros pasos hasta una persona mayor de 80 años, pasando por un jugador de fútbol profesional o un deportista que se acaba de iniciar en el mundo del running o del ciclismo. Son muchos y muy variados los perfiles de quienes a diario acuden a clínicas con algún tipo de dolor, ya sea en los pies o en cualquier otra parte del cuerpo, como puede ser la cadera, la espalda, las rodillas o el tobillo.

Pero, ¿dónde está el origen de estas molestias? En la mayoría de casos, el dolor empieza por los pies, por lo que podemos decir que estos son claros síntomas de una mala pisada. Saber detectarla a tiempo es fundamental para eliminar el dolor y empezar a disfrutar de pisadas saludables, tanto en el deporte como en nuestra vida diaria.

Síntomas de una mala pisada

En muchos casos, el dolor de pies aparece cuando no estamos habituados a realizar una determinada actividad física y nuestro cuerpo reacciona en forma de dolor, lesión o sobrecarga. Sin embargo, hay otros casos en los que pueden aparecer molestias, no solo en los pies sino en el resto de nuestro sistema articular, y cuyas causas no son tan evidentes.

Los dolores asociados a la consecución de impactos con un mal gesto al caminar, terminan provocando que los tejidos se inflamen y duelan. Entre los síntomas más comunes que pueden estar indicando que existe una mala pisada, encontramos las siguientes lesiones:

  • Fascitis plantar
  • Sobrecarga en la zona de los tobillos
  • Tendinitis en el pie
  • Metatarsalgia
  • Dolor de rodillas
  • Dolor de espalda
  • Dolor de cadera
  • Sesamoiditis
  • Dolor de tobillos
  • Sobrecargas o sensación de presión en grupos musculares, como pueden ser los gemelos
  • Dolor lumbar o en la zona baja de la espalda
  • Juanetes
  • Espolón calcáneo
  • Desgaste del calzado en alguna zona concreta

Recordemos que los pies son una de las partes más importantes del cuerpo, pues son ellos los que soportan gran parte del peso total de nuestro organismo, y los encargados de que las presiones y las cargas se repartan de manera correcta. Pisar mal, por tanto, puede terminar causando lesiones que necesiten de algún tratamiento como puede ser el uso de plantillas personalizadas. El primer paso a dar, y el más importante, será acudir a un podólogo y empezar a cuidar de nuestros pies.