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Si hace una semana os hablamos de las enfermedades reumáticas, hoy lo haremos de otro tipo de dolencias que suelen achacar nuestros mayores, hoy os hablaremos de la hipertensión arterial.

Técnicamente, la hipertensión arterial es el aumento de la presión arterial de forma crónica. Es una enfermedad que no da síntomas durante mucho tiempo y, si no se trata, puede desencadenar complicaciones severas como un infarto de miocardio, una hemorragia o trombosis cerebral, lo que se puede evitar si se controla adecuadamente.

Para que todo ello no ocurra se recomienda que nuestros mayores lleven una dieta sin, o con poca sal. Hay que tener cuidado con los productos enlatados, precocinados y los extractos de caldo, porque contienen sal. La restricción del consumo de alcohol también es necesaria.

Además, es conveniente llevar una vida activa ya que está demostrado que el deporte influye en el bienestar físico y en el grado de cumplimiento de los demás tratamientos.

Si la situación empeora será necesario acudir al doctor para que sea éste quien recete los medicamentos oportunos.