Generalmente se relaciona el consumo de vitamina C con la cura de resfriados o gripes, pero la vitamina C o ácido ascórbico posee numerosas funciones en el organismo. Una de ellas muy importante es que ayuda a absorber mejor el hierro que contienen los alimentos. También contribuye a su mejor aprovechamiento una vez absorbido.
Participa en la transformación de varios aminoácidos, que son elementos imprescindibles aportados por las proteínas de las carnes, huevo y quesos fundamentalmente, elementos importantísimos para el funcionamiento del sistema nervioso y hormonal.
Fundamentalmente las frutas cítricas (mandarina, pomelo, naranja). También la tienen el resto de las frutas, en menor cantidad, como manzana, melón, pera, plátano, kiwi, melocotón, cereza, piña, mango, fresa, mora y frambuesa.
Las hortalizas también tienen vitamina C, por ejemplo el tomate, brócoli, repollo, coliflor, zanahoria, acelga, espinaca, apio, hinojo, lechuga, pimiento, pepino, rábano.
Si se consumen crudos, se aprovecha mejor. La variedad asegura un aporte de nutrientes completo ya que son necesarios todos los componentes de los alimentos para mantenerse sano.