En muchas ocasiones pensamos que la salud física es la única que debemos vigilar en nuestros mayores, pero nada más lejos de la realidad; en muchas ocasiones es la propia salud mental la que hace que se acabe deteriorando la salud física. Po ello hoy os hablaremos de las depresiones en los ancianos.
La depresión es una enfermedad mental. Consiste en un trastorno del estado anímico en el cual los sentimientos de tristeza, pérdida, ira o frustración interfieren con la vida diaria durante algún tiempo. Debido a que cuando nos hacemos mayores cambian algunos hábitos, la depresión puede ser fácilmente reconocible en niños y adolescentes pero más difícil en ancianos, ya que algunos síntomas comunes como fatiga, inapetencia y problemas para dormir también pueden ser parte del proceso de envejecimiento o de un padecimiento físico. De este modo, la depresión temprana puede ser ignorada o confundida con otras afecciones que son comunes en los ancianos.
Los remedios para la misma suelen ser antidepresivos, aunque muchas veces podemos llegar a paliarla con una dosis extra de cariño y atención para nuestros mayores.