916 301 029
916 303 159
Contacto

Las personas mayores están más expuestas al riesgo de deshidratación. Durante la vejez se produce una disminución del agua corporal, el deterioro en el rendimiento de los riñones y la pérdida de la sensación de sed, aspectos que alteran los niveles hídricos saludables. Fomentar unas pautas correctas de hidratación en las personas mayores en una tarea fundamental de los cuidadores sobre todo cuando empiezan a subir las temperaturas.

¿Cómo afecta la deshidratación a las personas mayores?

A mayor edad, mayor riesgo de deshidratación. Los cambios que se producen en el organismo con el paso de los años implican, de forma natural, una reducción del agua corporal de alrededor de 6 litros. Junto a esta reducción de los depósitos de agua en el organismo se producen otras circunstancias que explican por qué existe un mayor riesgo de deshidratación en las personas mayores:

  • – Sensación de sed disminuida (con mayor riesgo en patologías como el alzhéimer)
  • – Cambios funcionales y problemas cognoscitivos (por ejemplo, trastornos de deglución)
  • – Función renal precaria
  • – Infecciones en pulmones y vejiga
  • – Diabetes no diagnosticada o mal controlada (provoca un aumento en la necesidad de micción)
  • – Tratamientos farmacológicos con efectos diuréticos o laxantes
  • – Alteraciones en el funcionamiento de hormonas antidiuréticas como la vasopresina

Las consecuencias de la deshidratación en personas mayores pueden ser más o menos graves dependiendo del volumen de agua perdido.

  • – Estreñimiento
  • – Infecciones bucales
  • – Problemas dermatológicos
  • – Fatiga, somnolencia y mareos
  • – Aumento del tiempo de reacción
  • – Cefaleas intensas
  • – Disminución de la presión arterial
  • – Disminución de los niveles de oxígeno
  • – Riesgo de aparición de úlceras por presión
  • – Insuficiencia renal

¿Qué hacer en caso de deshidratación en personas mayores?

El mejor tratamiento de la deshidratación en personas de edad avanzada es la prevención. Por eso es tan importante la labor que desempeñan a diario los cuidadores domiciliarios en la monitorización de las rutinas de las personas mayores.

En el caso de que se identifiquen uno o más síntomas propios de un desequilibrio hídrico, es importante contactar cuanto antes con un médico. La recuperación en el adulto mayor con un cuadro de deshidratación no es tan rápida como en las personas jóvenes y puede tener consecuencias mucho más graves.

Solo un especialista puede valorar los síntomas y realizar mediciones específicas para un diagnóstico certero como lo son la concentración de electrolitos en sangre o las características de la orina en del paciente. Los casos graves de deshidratación pueden incluso requerir de hospitalización aunque, con el tratamiento adecuado y un diagnóstico a tiempo, lo más probable es que se resuelvan en un plazo de 2-4 días.