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Hablamos de dependencia cuando una persona mayor presenta una pérdida importante de su autonomía funcional y necesita la ayuda y el apoyo de otras personas para poder desarrollar las diferentes tareas en su vida diaria. Esta dependencia puede obedecer a múltiples causas, pero casi siempre viene condicionada por más de una.

Entre los factores que pueden determinar la dependencia de una persona mayor podemos diferenciar los físicos, los psicológicos y los que proceden del contexto:

  • Factores físicos

Cuando se alcanza la tercera edad se van deteriorando algunos sistemas biológicos del organismo. La fuerza física, la movilidad o el equilibrio pueden ir disminuyendo, aunque en la mayoría de los casos todos estos síntomas van asociados al deterioro o empeoramiento de la capacidad de la persona para realizar actividades básicas de su vida diaria.

Por otro lado, pueden aparecer limitaciones sensoriales, como son los problemas de visión y de oído que pueden influir en gran medida en la dependencia de la persona mayor.

  • Factores psicológicos

Enfermedades como la demencia senil o el Alzheimer pueden afectar de forma grave a la dependencia en la tercera edad, ya que limitan su actividad intelectual, su capacidad de recordar o de comunicarse con los demás, etc.

También, problemas psicológicos como la depresión provocan un declive cognitivo y funcional, lo que afecta de pleno en la dependencia de la persona.

  • Factores contextuales

Los factores exteriores que pueden afectar a las personas mayores son el ambiente donde vive la persona, como las actitudes y comportamientos de las personas más allegadas.

La dependencia en personas mayores aparece por falta de autonomía mental, económica, física o psíquica. Es importante ser conscientes de la situación y pedir ayuda, para conseguir lo antes posible mejorar la calidad de vida de las personas mayores.